Sentencia de la Sala 1ª del Tribunal Supremo de 3 de marzo de 2010, donde unos padres llevan a su hijo, menor de edad, al oftalmólogo tras un golpe en un ojo. Se le realizan una serie de pruebas diagnósticas tanto por éste como por un segundo especialista, sin que ninguno de ellos aprecie el tumor cancerígeno que, tres meses después de la primera visita, es diagnosticado por un tercer facultativo. Ese tumor obliga, finalmente, a la enucleación del ojo afectado. Interpuesta demanda contra los dos centros médicos donde prestaban sus servicios los oftalmólogos que no dieron con la patología y contra éstos, tanto el Juzgado de 1ª Instancia como la Audiencia dictan sentencia desestimatoria.