Un ertzaina ha sido condenado en una sentencia del Tribunal Supremo, por incurrir en un delito de falsedad en documento oficial por imprudencia grave (ya que no hizo constar en el atestado la realidad del accidente ocurrido de manera consciente, amañándolo y haciendo constar lo que sus compañeras ertzainas le declararon, en versiones contradictorias). Una furgoneta de la Ertzaitza sufre un accidente con otro vehículo, cuando la furgoneta se dirigía a hacer una inspección ocular. La policía municipal requirió a la Ertzaitza para dar parte del accidente, pero no lo hizo. En la comisaría las dos ertzainas se entrevistaron con el compañero encargado de realizar el informe interno del accidente de tráfico, y le relataron unos hechos contrarios a los que habían ocurrido, haciendo parecer al conductor del otro vehículo como culpable, y dándole versiones contradictorias.