La rotura del depósito de agua de Melilla, que causo once muertos, es el último caso de posible responsabilidad civil por actuación de ingenieros, los cuales tienen, como todos los profesionales, un regimen de responsabilidad civil que pena tanto los delitos de imprudencia profesional como la denominada responsabilidad decenal por ruina de obra. En el caso de la rotura de la presa de Tous, ocurrida en 1982 y que se saldó con ocho muertos y daños por valor de 50.000 millones de pesetas, el Tribunal Supremo declaró en 1997 responsable a uno de los ingenieros y responsable civil subsidiario al Estado español.
