El autor cree en este artículo que los gestores deberían empezar a integrar en su filosofía el principio de que correlaciones pasadas no garantizan correlaciones futuras. En este sentido, considera que una de las consecuencias del desbarajuste que llevan padeciendo los mercados financieros durante los últimos cuatro años es el cambio radical en la relación entre distintos tipos de activos, una mutación del comportamiento entre activos en el que se observan casos en los que movimientos tradicionalmente opuestos han llegado a convertirse en casi paralelos. Para explicar estos fenómenos paranormales financieros, el autor considera que los mercados están experimentando una metamorfosis que está exigiendo una gran capacidad de adaptación en el mundo de la gestión de inversiones. En este sentido, estima que el sector asegurador en España puede beneficiarse de esta convulsión financiera aprovechando la fuerte relación inversa actual entre deuda española y alemana.