El trabajo doméstico tiene un claro valor patrimonial. Por eso, con independencia de que ese trabajo se remunere o no, la pérdida temporal de capacidad de realizarlo es un perjuicio de carácter patrimonial, tal y como aparece en el Derecho Comparado. Sin embargo, en nuestra práctica jurisprudencial, muchas veces se ignora esa dimensión patrimonial del daño personal sufrido por quien venía realizando tareas domésticas antes del accidente. En este trabajo se diagnostica con claridad ese panorama jurisprudencial, se propone una manera de darle coherencia y se expone algunas críticas. En concreto, se explica en qué casos cabe reclamar las cantidades gastadas en contratar ayuda exterior para sustituir el trabajo doméstico que la víctima no puede realizar temporalmente, se explica también qué requisitos de prueba hay que aportar, qué relevancia tiene en la reclamación el hecho de que la víctima tuviera ya contratada ayuda doméstica exterior antes del accidente y qué papel juega en todo esto la ayuda que la víctima reciba, en su caso, de familiares y amigos.
