Resumen
Sufre el Seguro un cruel espejismo, según el cual los efectos de las medidas que se aplican hoy no se aprecian hasta bastante tiempo después, mientras que ahora quizás estemos todavía disfrutando del coletazo provocado por las medidas que se aplicaron hace unos años. Así de curioso es nuestro negocio. Esto permite al actor interesado, o al tecnócrata agresivo que no lo conoce bien, aplicar conclusiones muy equivocadas sobre el sentido de sus designios, que pueden ser muy torpes, y beneficiarse del malentendido durante mucho tiempo, aunque condene a la compañía así afectada, que sufra tales manejos, a dolores innecesarios y a medidas mucho más traumáticas que las que hubieran sido necesarias para corregir los desvíos normales sin la intervención de estos ejecutivos desarraigados. Por eso, conviene ser muy prudente en los análisis y, sobre todo, anticiparse a las tendencias: ésta es la verdadera clave del éxito, por encima de oportunismos de última ola y de golpes de suerte, en nuestro sector. El artículo vuelve a incidir sobre los males que nos aquejan durante estos últimos tiempos, con vistas a la rectificación de algunos rumbos que llevarán a determinados conductores alocados fuera del camino. La pérdida, en definitiva, será para todos, pues cuando sube el número de accidentes sabemos, por triste experiencia, que las medidas preventivas y represivas nos las aplican luego con sangrante crueldad incluso a los que circulamos con prudencia (aunque un poquito más deprisa que lo estrictamente permitido). El Seguro, al igual que cualquier otra actividad diferente y especializada, requiere de un tratamiento muy particular, pero nada difícil. Los experimentos, como con mucho acierto dijo el ministro en su día, “en casa y con gaseosa”, para evitar así en lo posible cualquier accidente no deseado. Entramos ahora en una época de ralentización de la actividad económica, por influencia de la época estival: aprovechémosla para revisar nuestros criterios, para repasar con más calma la evolución de nuestros números, tanto los negros como los rojos, y para afrontar las apuestas del último trimestre del año con un espíritu más riguroso.
