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El seguro a precio de saldo como opción de marketing. ¡No va más señores!
Autor corporativo
Evento/Organizador
-
Fuente / sección
Revista de Responsabilidad Civil - Cuestiones prácticas
Número
Fecha
01/06/2009
Fecha Fuente Secundaria
Páginas totales
53-61
Formato
Página inicial-final
Resumen
Seguimos bajando las primas y suscribiendo sin información mínima sobre los riesgos, como si la crisis imperante en la economía internacional nada tuviese que ver con nosotros. Algunos de los operadores internacionales del sector, de origen curiosamente norteamericano, ya han empezado a recortar sus plantillas y a reducir sus costes fijos, preparándose para tiempos que se espera serán bastante duros, y ello a pesar de que en las últimas cifras de resultados que han hecho públicas refieren importantes beneficios, así como volúmenes de crecimiento notables. Pero la mayor parte de las empresas nacionales siguen sin darse por enteradas. Nos llegan noticias, también, de que algunos grupos multinacionales están introduciendo límites y restricciones en la suscripción, para intentar evitar que las medidas correctivas tengan que ser más drásticas en el futuro. Desde luego, ser los primeros en desmarcarse de la tendencia general suele ser bastante contraproducente en seguros, aunque cuando la tendencia es tan desesperada y el futuro se augura tan negro no creo que resulte tan anticomercial el hecho de salirse de una inercia general que conduce al rebaño hacia el precipicio. Comienzan a oírse las primeras voces que sitúan el beneficio por delante del crecimiento: ya no se quiere, como antes, crecer a cualquier precio, e incluso se aceptan reducciones en la cifra de objetivos a cambio de una estabilización en el porcentaje de ganancias. Por encima de la caída en precios, que han empezado a girar en barrena, se aprecian los primeros signos de recuperación, los cuales nos llenan de esperanzas a muchos, a todos los que operamos muy a disgusto en el contexto actual. Esperemos que los paliativos lleguen a tiempo y nos liberen de una traumática enfermedad. Pese a todo, nos tememos que seguiremos golpeándonos contra la bombilla hasta que se nos quemen las alas por completo. Luego nos lamentaremos. Muchos serán los que caigan, aunque entonces sólo podrá decirse, tal y como Tito Livio dejó escrito en boca del insigne caudillo galo, para acrecentar la humillación de los romanos y que, por ello, resulta intolerable desde entonces para éstos: “Vae victis” (¡Ay de los vencidos!).
Notas
Entidades
Lugar/es
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